viernes, 25 de marzo de 2011

23/24/25-mar.- C'est fini


Kasbah de Ait Ben Haddou


1000 kasbahs, 1000 kilómetros recorridos en total desde que salimos de Marrakech, algo más de 600 kilómetros pedaleando por desiertos, valles y montañas, … ya está bien, ¿no?

Ya sólo nos queda descansar un par de días en Marrakech visitando esta encantadora ciudad como simples turistas.

Pero, nos habíamos quedado en M’semrir, ¿verdad?, pasando la noche en el interior de una nevera con habitaciones…

Por segunda noche consecutiva me había metido a la cama con las mallas largas de la bici puestas (las mismas que habría de utilizar durante el día siguiente), una camiseta térmica, mi saco de seda, y tres gordas mantas por encima.

No puedo decir que pasara frío por la noche, pero como se me ocurriera sacar una mano fuera de todo aquel envoltorio, ésta se quedaba congelada en menos de cinco minutos.

Cuando salimos de la casa y nos dirigimos a la café-terrase para desayunar pudimos comprobar que no hacía más frío en el exterior que dentro de la propia casa. Sin embargo, el día estaba desapacible. El fuerte viento arrastraba gotas de agua-nieve y las montañas apenas se veían. A pesar de ello, se podía adivinar que estaban bastante más cargadas de nieve que el día anterior.

…después de todo, aquel episodio del autobús de Erfoud que nos permitió adelantar un día nuestra llegada a Tinerhir resultó ser una verdadera bendición. Mientras que el día anterior pudimos cruzar las montañas con un tiempo excelente, si hubiéramos tenido que hacerlo el día de hoy hubiera resultado un auténtico infierno de viento y nieve. Además lo más probable es que la visibilidad allí arriba fuera hoy de escasos veinte o treinta metros, lo cual nos hubiera impedido disfrutar, como lo hicimos, de tan vasto paisaje.

Los 60 kilómetros de carretera que descienden desde M’semrir a Boulmane Dades son espectaculares. Ofrecen un catálogo completo de caprichos geológicos con cañones, gargantas, pliegues, etc. También es cierto que el recorrido, aunque tiende hacia abajo, resulta ser un continuo rompe-piernas. La estrechez de algunos cañones obligan a que la carretera tome altura para salvarlos antes de volver a colocarse a su nivel, lo cual, si bien es un regalo para la vista, supone un desgaste importante encima de las bicis.






…la parte turística de las gargantas del Dades,… también una preciosidad.





A pesar de lo ya recorrido, como si todo aquello no pudiera con nosotros y la pista de montaña del día anterior nos hubiera sabido a poco, decidimos hacer caso a nuestro amigo Jawad y tomar un itinerario diferente al previsto. Unos ocho kilómetros antes de llegar a Boulmane Dades, en un pueblo denominado Ait Youl, nos salimos de la carretera en dirección Oeste para tomar una pista de doce kilómetros que lleva a Bou Thrarar. De aquí se desciende a El Kelaa por el conocido “Valle de las Rosas”.

La pista es relativamente sencilla porque no hay grandes desniveles pero el paraje que atraviesa vuelve a ser un espectáculo de formas y colores. También aquí nos encontramos con vario grupos nómadas pero la proximidad de la civilización hace que todo sea menos cruel. Incluso pudimos charlar con uno de los pastores que, azada en mano, perdía el tiempo apartando las piedras más gordas del camino haciendo más cómoda la excursión de los innumerables 4x4 repletos de franceses jubilados que utilizan la pista como un safari fotográfico. Supongo que cuando caiga la noche, el pastor volverá a colocar las piedras sobre el camino, no vaya a ser que algún día se le acabe la subvención…





El descenso por el Valle de las Rosas fue también bastante rompe-piernas, al menos hasta su parte final donde las caprichosas formas de las rocas dejan pequeñas cuevas utilizadas como despensas por los vecinos de los pueblos cercanos, a veces hasta en dos o tres niveles. Luego, el paisaje se abre definitivamente y pueden observarse junto a cada margen del río unas decenas de metros de campos y huertas cultivados. Cada cuadrícula de terreno es separada por un seto de altos, verdes y frondosos rosales. Podíamos haber pedido unos días más de vacaciones para esperar a mayo y poder disfrutar del espectáculo de las rosas en flor, pero... todo no puede ser.

Llegamos a El Kelaa cansados, eran las cinco de la tarde y llevábamos desde las ocho y media de la mañana dando pedales con sólo un pequeño alto para la comida. El rutómetro marcaba 95 kilómetros y, encima, los últimos quince habíamos tenido que luchar contra un molestísimo viento de frente.

Sin hacer ninguna pasusa, salimos de el Kelaa por la carretera que debíamos de tomar al día siguiente (dirección Ouarzazate) para ver si a las afueras encontrábamos algún tipo de alojamiento con mejor pinta de lo que habíamos visto en el centro de la población. Tuvimos suerte, y a pesar de que ya empezábamos a temer que tendríamos que dar media vuelta, a dos kilómetros de El Kelaa, encontramos una kasbah-hotel con buenas habitaciones, wifi y un precio muy asequible.

Si durante todo nuestro recorrido nos habíamos venido quejando del viento que, en mayor o menor medida, casi siempre nos había soplado de cara, al día siguiente todo cambió. Era nuestra última etapa en bici para regresar a Ouarzazate, el que había sido nuestro punto de partida. Ese último día, parece que todas las kasbahs, desiertos, y hasta los niños nómadas de las montañas quisieron ponerse de acuerdo para darnos una despedida cariñosa y comenzaron a soplar todos juntos en dirección Oeste para ayudarnos a recorrer los últimos 90 kilómetros de nuestra aventura. 

Con el fuerte viento de espalda, volamos con nuestras bicis hasta Ouarzazate a una media de 32 kilómetros por hora, lo cual nos permitió tomarnos el día con calma, llegar al Hotel a medio día, dejar las alforjas y visitar tranquilamente el mercado, las kasbahs antiguas y hasta uno de los estudios de cine de esta bonita ciudad.





Al día siguiente, un 4x4 nos estaba esperando para regresar a Marrakech.



Éste es el punto donde acaba nuestra pequeña aventura, y el momento que teníamos pensado para cerrar el blog, despedirnos y agradeceros a todos vuestras visitas y comentarios. Sin embargo, aunque somos conscientes de que el cansancio se acumula y vamos perdiendo frescura con la narración, después de dar una pequeña vuelta por la plaza de Jemaa el Fna de Marrakech, me parece que no vamos a poder reprimir haceros una pequeña crónica de nuestra visita a esta milenaria ciudad. …dadnos un par de días…






Descargar Track M'semrir-El Kelaa




Descargar Track El Kelaa-Ouarzazate





6 comentarios:

  1. el hermanito adoptado de juanjo26 de marzo de 2011, 0:56

    Sois unos fenomenos.

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  2. Los buenos músicos siempre tienen un bis después de la actuación. Esperaremos, beste bat, beste bat, estebán, estebán.

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  3. Menos mal que habéis decidido seguir escribiendo, aunque sea una última crónica. Nos habéis acostumbrado a leeros todas las noches y ya no tendré esa ilusión, una vez acuesto a los niños, de encender el “ordenadro” y viajar un poquito con vosotros. Disfrutad de Marrakech y seguid contándonoslo…si vous plait.
    Un besete

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  4. Enhorabuena cuñados!!!!
    La proxima aventura me voy con vosotros, si es que traeis las bicis de vuelta ,claro....
    Os esperamos con unas mantitas para que entreis en calor, y un poco de rico tagine y cuscus para no perder la costumbre.

    un abrazo y buen retorno.

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  5. Bravo, otra vez. Fijaos bien en la torre de la plaza , es la antecesora de la Giralda de Sevilla ( lo dicen las guias ).
    Mecachis....si no fuera por la artrosis.
    Besicossssss

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  6. TRES MIL entradas al blog merecen un bis, ciertamente, así que os espero en el siguiente post... ;')

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