martes, 22 de marzo de 2011

20/21-mar.- Vuelta al Atlas

En Tamtatouchte. Un pueblo de alta montaña con media docena de albergues y restaurantes donde viven unas diez mil almas. Aquí comienza la pista de montaña que nos llevará a M’semrir. Nos han indicado que se han arreglado los primeros 15 kilómetros de la pista, pero el resto sigue siendo un trayecto de 30 kilómetros bastante complicado tanto por el desnivel que hay que superar (casi 900 metros) como por lo roto que está.

Nos han aconsejado salir con las primeras luces del día para evitar que se nos haga de noche antes de llegar. Si no hay contratiempos podremos hacer la etapa en 6 ó 7 horas, pero eso nos deja sólo 4 horas de luz de margen. En caso de avería gorda nos veríamos obligados a abandonar las bicis y tratar de ganar el pueblo a pie, porque hacer un bivouac (de los de verdad) a  2600 metros de altura, en marzo, y sin tienda de campaña ni sacos de dormir, no parece recomendable.

Si he de ser sincero, llevamos toda la tarde con bastante tensión preparándolo todo para mañana: agua y comida en abundancia para que no nos entre ninguna pájara, GPS, ropa de bici de abrigo, etc… Juanjo está mucho más tranquilo que yo, pero creo que sólo es porque no se hace idea de lo que nos va a tocar sufrir mañana.

Cuento esto únicamente para que entendáis que en este tipo de viajes no todo es bucólico y agradable, también conlleva ciertos momentos de sufrimiento y desasosiego. La parte positiva de todo ello es que, una vez que estas experiencias se superan, quedan grabadas en la mente con una  intensidad y vividez tremendas. También lo hago sabiendo que, para cuando pueda subir esta entrada al blog, ya habremos llegado a M’semrir y comunicado a nuestras familias que todo ha ido Ok. No hay porqué preocupar a nadie innecesariamente.

… pero habíamos dejado la crónica anterior en Merzouga, después de pasar una inolvidable noche en el desierto de Erg Chebbi, montando de nuevo en las bicis para llegar tranquilamente a Erfoud y descansar allí hasta el día siguiente. No fue así.

La primera parte del trayecto transcurrió como cabía esperar, 39 kilómetros hasta Rissani con un viento de costado muy incómodo pero sin contratiempos.

   -mira! Una patisserie!

Los croissants estaban “de cine”. Luego nos dimos de bruces con el mercado y, por primera vez desde que estamos en Marruecos, he de reconocer que me sentí algo incómodo.

Había muchísima gente andando de un lado para el otro y nosotros llamábamos excesivamente la atención con toda nuestra parafernalia. Enseguida nos convertimos en el objetivo de curiosos y buscavidas, pero en un tono poco amistoso que no nos gustó en absoluto. Después de comprar unas naranjas (están de locura en Marruecos), preguntamos a un gendarme cómo salir de aquel nudo de calles para tomar dirección a Erfoud y escapamos de allí sin perder más tiempo.

Nos ha causado una grata sorpresa el nivel de atención y amabilidad de todos los policías con que nos hemos topado. Hasta la fecha, todos impecablemente afeitados, limpios, y sin escatimar un cordial Bon jour, monsieur! a nuestro paso.

El resto del camino a Erfoud fue fácil, y en poco más de una hora lo teníamos cubierto. Sin embargo, en Erfoud, se produjo otro acontecimiento que, si por un lado nos vino de perlas, por otro nos dejó un gusto desagradable.

Después de atravesar la ciudad de lado a lado buscando la Gare de Routiere (algo parecido a una estación de autobuses), nos dimos cuenta de que, ni Rissani -al margen de su preciosa puerta de entrada, ni Erfoud son ciudades con un atractivo destacable. Erfoud, de un tamaño parecido a Castro Urdiales, y Rissani -algo menor- debieron ser en el pasado lugares muy importantes en el paso de las caravanas almorábides y almohades pero, en la actualidad, no dejan de ser pueblos grandes con tanta gente como suciedad, sobretodo Rissani.

Y así, preguntando unas cuantas veces, conseguimos dar con una especie de plaza donde había un autobús moderno aparcado.

   -Esto debe de ser.- pensamos.

Pero claro, dos tipos con bicis, alforjas cascos, etc -como decía antes- llaman mucho la atención y enseguida se nos acercó un chico con una bici destartalada a preguntarnos amablemente qué estábamos buscando.

   - Françoise? Español?
   - Español.
   - Oh. Epañol - amigo! ¿Qué buscan amigos?
   - Autobús a Tinerhir.
   - Ah, Tinghir. Yo conoce dónde. Seguidme.

Nos acercó hasta una puerta con una ventanilla donde se suponía que se vendían los billetes del autobús.

   - Ahora tickets vacío. Autobús a las tres. Tickets vende a dos y media.

El autobús sale a las tres. Habíamos llegado a Erfoud con idea de encontrar un Albergue decente y descansar  allí hasta el día siguiente de los madrugones que nos veníamos pegando, sin embargo, eran las dos de la tarde y en una hora podíamos estar saliendo hacia Tinerhir…

   -Pues venga! … y así nos quitamos la preocupación para mañana.

El chico se empeñó en llevarnos a ver a su tienda …sólo a mirar. Nos prometió que estaba muy cerca, de modo que decidimos hacerle caso para agradecerle su ayuda y, de paso, matar la media hora que nos quedaba. Aunque accedimos a entrar en su tienda rehusamos cortésmente a sentarnos a ver sus baratijas con un vaso de té.

   -Hemos estado ya en muchas tiendas como esta, y en todas no han enseñado los mismos turbantes collares y dagas bereberes. Pero no vamos a comprar nada…

   -Todo bien. Todo bien amigo…

Pero todo no iba bien, el tío quería sacar tajada de alguna manera y … lo consiguió.

   - Amigos. Venid conmigo a autobús de Tinghir. Yo conozco en calle de lado y puede dejar bicis guardadas para luego más rápido.

No sé muy bien porqué, pero le hicimos caso. Efectivamente, en la calle de al lado había un autobús verde destartalado y el chico empezó a dar gritos hacia el edificio que había junto a él para que alguien bajara. De allí bajó otro que tenía las llaves del autobús y metimos nuestras bicis en el maletero llenando un costado casi por completo. Regateamos los 300 Dirhams que nos pidieron inicialmente pero, al final, acabamos cerrándolo en 200.

   - Pagar ahora, amigos.
   - Por?
   - Sí, pagar ahora, damos ticket y ya no hacer espera.

Les pagamos y nos dieron unos tickets donde ni de lejos ponía que nos había costado 100 Dh cada uno, pero lo dimos por bueno y nos fuimos a una “terracita” a tomar un té.

Después de maldecirnos por habernos dejado engatusar así y desconfiar, incluso, de que aquél fuera nuestro autobús, finalmente éste apareció. Bajó el mismo chico al que le habíamos pagado y al abrir las puertas del  maletero pudimos comprobar que nuestras bicis seguían allí. …menos mal!


Ya en el autobús pudimos charlar con una pareja de mochileros alemanes. Él hablaba perfectamente español y nos contaron que habían estado en Merzouga, como nosotros, pero que se iban directamente a las Gargantas del Dades porque les quedaban pocos días.

Les pregunté a ver cuánto les habían cobrado a ellos. 90 Dhs por las plazas y sus mochilones, … y eso que ellos se bajaban 50 Kms. más allá que nosotros.



Estaba claro, lo de llevarnos a la calle de atrás para dejar las bicis fue la maniobra perfecta para cobrarnos lo que les dio la gana sin que el verdadero cobrador del autobús se enterara.

A pesar de darnos cuenta de que habíamos pagado 70 u 80 Dhs de más, por lo menos est'abamos ya, anteas de lo pensado, camino de Tinerhir.

Resulta curioso pero, para un trayecto que unía las ciudades de Erfoud y Ouarzazate (unos 300 kms) la tripulación del autobús era de tres personas; el conductor, el cobrador y el ayudante (el chico al que nosotros pagamos).


Tres horas después estábamos en Tinerhir. Nada más bajar del autobús se nos acercaron varios “guías” para aconsejarnos un buen alojamiento y nos dejamos guiar por uno que nos llevó a un albergue bastante majo y céntrico pero que, aun después de regatear el precio, nos pareció un poco caro de más. A pesar de su insistencia les dijimos que queríamos dar una vuelta y ver otras opciones.

Tomamos la carretera que llevaba a las Gargantas de Todra en la confianza de ir encontrando más oportunidades de alojamiento pero, nada más salir del centro de Tinerhir, un seco estallido dejó la llanta de mi rueda trasera en el suelo. Había reventado. Aún no sé porqué, …quizás porque en Erfoud le quise meter algo más de cuatro kilos de presión y, al estar Tinerhir a casi 1800 metros de altitud, la diferencia de presión hizo que la cosa no aguantara. Luego, pudimos comprobar que no sólo la cámara había reventado, también la cubierta se había rajado unos centímetros por el flanco.

El caso es que unos metros más adelante entre unas casas viejas había un cartel que ponía “Riad des Palmiers“, así que no nos quedó más remedio que pasar allí la noche.

La Riad era una casa de dos alturas con un diminuto patio interior, todo bastante cutre, pero al menos nos sirvió para pasar la noche. Como el día anterior, también estábamos solos.




Abdul, el pinche de la Riad, nos acompañó a la mañana siguiente al mercado de Tinerhir para comprar una cubierta nueva. Lo cierto es que aún no habíamos utilizado el par de cubiertas plegables que nos había dejado Angel (IvyBikes), pero ante la posibilidad de comprar una fácilmente, preferí reservar las dos cubiertas de Angel para el día de la pista de montaña, …por si acaso.

Tinerhir es una ciudad de un tamaño parecido a Erfoud, pero aquí pudimos palpar la bulliciosa actividad de su mercado un lunes por la mañana. La verdad es que, salvando las distancias, el lenguaje y las vestimentas, el mercado no parecía algo tan diferente al de Miranda de Ebro, por poner un ejemplo, hace veinte o treinta años.

Después de comprar la cubierta, Abdul nos hizo una visita guiada por la antigua kasbah de los judíos. También entramos a la casa de una mujer que confeccionaba alfombras. Su marido, en un buen español, nos iba relatando cómo era el proceso de cardado e hilado de la lana y el posterior tejido de las alfombras mientras su mujer nos hacía una demostración. Un poco de té, una propinilla, y …¡a rular Abdul, que todavía tenemos que montar la rueda y subir a las Gargantas del Todra.



Las Gargantas son, eso… unos impresionantes cañones con paredes verticales de más de 50 metros que atraen miles de autobuses de turistas al cabo del año para hacerse la foto en diez minutos y salir pitando de vuelta. Suerte que marzo todavía no es temporada alta y había gente, pero la justa.

También nosotros nos hicimos la típica foto, pero luego continuamos la carretera por el resto del cañón del río Todra hasta Tamtatouchte.





El pobre Jawad, un chico que nos había dado la tarjeta de su Aubergue en las mismas gargantas y que vimos subir posteriormente en la caja de un camión, nos estaba esperando con su destartalada bici cinco kilómetros antes de llegar al pueblo. Su albergue estaba situado a la salida del mismo, justo al lado del inicio de la pista a M’semrir, pero él no quería que nos despistáramos en otro albergue antes de llegar al suyo.

Muy a su pesar, paramos en el primer Hotel que vimos nada más entrar a Tamtatouchte. Nos lo habían recomendado una pareja de Holandeses sexagenarios en bici que nos cruzamos a mitad de recorrido. Estaba muy bien, pero nos pedían 250 Dhs. cada uno y, además, no tenía internet, así que decidimos seguir a Jamad a ver qué tal estaba el suyo.

Dormir en el Albergue Talafijet (o algo así) fue toda una experiencia para los sentidos. Nos dieron de dormir, comer, cenar, desayunar y una torta de pan para el día siguiente por 240 Dhs… los dos. Unos 22 euros. Pues bien, os puedo asegurar que si viérais las camas donde tuvimos que dormir y la toilette, os parecería un auténtico robo. La parte buena de todo aquello es que pudimos compartir unas cuantas horas con Jawad y empaparnos de su modo de vida.

A sus 25 años, Jawad se gana la vida como puede. Su repertorio incluye, desde lanzarse carretera abajo con una bici sin frenos para no perder un par de huéspedes, hasta hacer de guía en rutas de trecking o con mula, o la mismísima escalada. Según nos contó, después de que sus padres se divorciaran y juntaran con otras parejas, ninguno de sus nuevos padrastros quería hacerse cargo de él, de modo que se fue a este albergue donde ahora estamos para ayudarles a captar clientela a cambio de una cama donde dormir.

Pasamos toda la tarde revisando fotos tanto nuestras como suyas, intercambiando algo de música y contándonos mil historias. Después de cenar, disfrutamos de la compañía de sus amigos al son de tambores y canciones tradicionales.

A la mañana siguiente, a las 7.00, Juanjo y yo desayunábamos serenamente antes de comenzar el reto de la pista hacia M’semrir, mientras Jawad -tiritando visiblemente de frío- se preparaba para bajar hacia las Gargantas y captar la atención de algún otro viajero despistado, …como ayer, como mañana, como todos los días…










12 comentarios:

  1. Por supuesto, nos hace mucha ilusi'on leer todos vuestros comentarios pero entenderéis que, especialmente, me pongan blandito los de mis hijos Marina y Miguel. Hace ya unos d'ias que no puedo hablar con ellos y -qué queréis que os diga- se les hecha un mont'on de menos. Y a su madre también, eh!, as'i que a ver si se anima a aparecer por el blog.

    Muchos besos para todos y perdonad por los acentos ...pero soy incapaz de encontrarlos en estos teclados tan raros.

    ResponderEliminar
  2. Guay!, ya empieza el suspense. Yo ya os imaginaba abriendo el maletero y mirando flipaos sin encontrar las bicis, y corriendo detrás del "supuesto" sinvergüenza.
    Ir con un poco de cuidado, vale?
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  3. Por lo que he leído, ha sido un día intenso, intenso. La verdad es que cuando estás viajando así, no sabes dónde está el límite de confiar en alguien o en desairarle por no hacerlo, ese es una de las partes de vuestro viaje que peor llevaría (sin contar lo de montar en bici por pedregales y cuestas interminables).
    Supongo que tocar la realidad de Jawad y otros como él, es otra faceta del viaje que también es imprescindible para que sea inolvidable.
    Espero que hayáis llegado a M’smerir a tiempo y enteritos.
    Un beso

    ResponderEliminar
  4. Aquí estamos, otra noche, pegados al blog dejando que vuestro viaje nos saque un poquito del asfalto, el cansancio y las prisas. Desde que os fuisteis yo no he visto el atardecer, ni he mirado los colores del cielo. La vida, el bus, la prisa... vuestro caminar en bici por esas tierras que también existen nos recuerda que hay otros mundos dentro de este, donde las dunas cambian de color y la gente sobrevive al día a día. Disfrutad de cada rato, aunque toque sufrir un poco, que estáis haciendo realidad un sueño y ¿quién sabe? seguramente lo recordaréis toda la vida...abrazos desde la nche sin estrellas de Bilbao, eso sí,en buena compañía.

    ResponderEliminar
  5. Primero. Ya era hora, donde estabais que no os leíamos, sí ya sé que “en Marruecos y sin internet”, pero creo que ya habíamos quedado que habitación “con KUKAS e internet, Sí” y que “Güay sin internet, No”. Ya, que sí no es culpa vuestra, que sí el país y las condiciones, el cansancio el idioma, etc. Pues que sepas que ¡Calleja seguro que lo habría hecho mejor!, asín que ¡a esforzarse un poco más! Que los fans no son eternos y pueden emigrar al blog de al lado.
    Segundo. “Bucólico y que más”. Indacio creo que no tienes las ideas claras. Los seguidores queremos sangre, sudor y lágrimas y en ningún caso esperábamos que vuestro viaje fuera “bucólico y no sé que más”. Por otro lado viajando con “Indacio´s travel” lo de “Bucólico y …” no entraba en el guión, por lo menos en lo que me habían vendido a mí. Yo a estas alturas esperaba, pinchazos, almorranas (por el sillín mal pensados), y “cagar verde” (jaio dixit).
    Tercero, lo del sufrido y desasosegado esfuerzo, el cansancio etc., supongo que será para impresionar al público, pero a las chicas ya las tienes ganadas de antemano (Marina, Maricarmen, Mama y hasta Mer que leerá de reojo) y a los chicos nos va más lo de “el timo”, el pinchazo y hasta el menú, así que la fase épica la podemos obviar.
    Cuarto, no sed ratas, que “el timo” te ha salido por 8-10 euros y te ha supuesto la “anedota del timo” que todo viaje necesita y la emoción del saber si estaba la bici o no estaba la bici, barato me parece.
    Quinto, olvidar todo lo escrito que es pura envidia, pero eso ya lo tendrás claro. Ala a seguir pasándolo bien que los envidiosos aquí esperamos el siguiente post.

    ResponderEliminar
  6. ¡Hola chicus! Esto se pone francamente interesante por momentos, tachán, ta-tachán... ¡sí señor, jajaja! ;D Convengo con Ciceron (léase "Cicéron" -éste comete faltas de ortografía hasta en su pseudónimo-) que 8 euros por comprar una "Anécdota del Timo" no es para tanto (a mí me salió a 6 dólares hace 15 años en Quito -hostIÁ... QUINCE años... joder....-). Bueno, son las 23'30h y pliego ya. Yo que me había quedado trasnochando un rato para ver si podía Skypear con vosotros... ¡en fin; quizá mañana! Besos y abrazos y recuerdos. También de Xao y Galdereta y Artolita... ;')

    ResponderEliminar
  7. Hola chicos!! Menuda paliza os estais dando, me agoto solo de leerlo,y digo yo: ¿Porqué no os tomais un día de reláx para reponer fuerzas? ya que vais muy bien de tiempo.
    Bueno primero bajar de las montañas y buscar un sitio civilizado con internet para que podamos veros y echar un "parlao" que ya es hora y luego ya descansais.
    No es que dude de vuestras facultades físicas pero es que me habíais dicho que serían etapas de pocos kilómetros al día y claro.....
    Bueno, que narices, la sarna con gusto no pica no?
    Un beso mu gordo para los dos

    ResponderEliminar
  8. Miguel A. Hernandez23 de marzo de 2011, 0:56

    Aupa chicos!!! estas fotos me parece que estan sacadas de un pueblo de Zamora que conocemos. eh? Juanjo...... Seguro que estais en Marruecos? Yo quiero pruebas de verdad. Un beso

    ResponderEliminar
  9. Oscar Ramos "Culebrillas"23 de marzo de 2011, 3:00

    Pero vaya unas mallas orteras que llevas Iñaki majo, mas vale que dejes de gastarte los cuartos en ruedas y cambies el vestuario. Dile al cuñado que da mal ejemplo al ir sin casco por esos caminos de dios y con la solanera(eso lo apunta Lidia).Que jodia envidia me dais viendo esos paisajes y montando en bici... En fin me consolare con la moto este finde.
    Un abrazo campeones y seguir asi.
    Oscar

    ResponderEliminar
  10. Doy fe de que no es Zamora, pero sólo por la cantidad de gente que se ve por la calle, por que allí no se ve ni un alma.

    Juanjo.

    ResponderEliminar
  11. jó, acabo de entrar por primera vez a leer el blog y está muy divertido. Mucho ánimo y seguir pedaleando. Abrazos. Javi

    ResponderEliminar
  12. ¡¡Queremos mááááááááás!!
    ¡¡¡Nos hemos enganchao al blog y si no escribis nuestras noches no tienen sentidooooo!!!. (de sexo ni hablamos, para no daros envidia... es en lo único en lo que -esperamos-estamos mejor que vosotros.)
    Itzi Vi y Alex, que justo ahora se ha enganchao al teléfono.

    ResponderEliminar